Descripción
A comienzos del siglo XIX un crimen consternó a la sociedad londinense: dos familias que regentaban sendos comercios en una zona popular de la ciudad, fueron masacradas con saña y sin dejar ninguna pista que condujera al autor de los hechos. El terror que generaron ambos casos y la presión de los responsables políticos por resolverlos, se tradujeron en una sucesión de pesquisas apresuradas y en medidas legales chapuceras, que culminaron con el suicidio de un inocente acusado de los crímenes.
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