Descripción
Si, como afirma Malaparte, el golpe de Estado es más una cuestión técnica que política, ante una cultura actual de su libro cabe pensar que los neogolpistas se han adaptado a los tiempos y, es de temer, la propaganda ha dado paso al marketing, la toma de los centros de poder al control de las redes sociales, la diatriba desde el púlpito a la perorata en twitter, la aniquilación física al descrédito público. Lo que no ha cambiado es el miedo a las consecuencias.
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